



Les he colocado unas imágenes ilustrativas del que sería "El Callejón" donde se encontraría el Club Urano, en donde Baltazar conoció a Marco.
Ahora les dejo un pequeño extracto, en referencia.
"Caminó por dos horas más, sin rumbo. No quería regresar a la casa, todavía. Nadie lo esperaba y tenía demasiadas energías para sumirse en la soledad de su habitación.
Las calles estaban desiertas. De repente, comenzó a llover. Era una de esas incómodas lluvias tempranas a la primavera.
Hacía más frío, pero Baltazar nunca lo sentía.
A pesar de la lluvia, siguió caminando por las calles húmedas y solas, sin importarle que estuviera totalmente empapado. Se metió por un callejón para acortar camino. Nunca antes había estado allí.
El choque de las suelas de sus botas contra el piso mojado, de su caminar firme y enérgico, era lo único que se oía. La escasa luz de los faroles del estrecho callejón parecía languidecer mientras la lluvia avanzaba.
En el otro extremo, llegó a la puerta de un pequeño local que se encontraba en un destartalado edificio de dos pisos, con un aviso de neón púrpura que decía “Club Urano”.
Se detuvo unos segundos como pensando si entraría o no. Al fin tocó el timbre y al segundo oyó la chicharra. Empujó la puerta y entró."Les he colocado un pequeño extracto de uno de los capítulos de El Ángel y El Vampiro para que sirva como abre-boca. No es parte del primer capítulo como les había dicho en la entrada anterior, pero es un pasaje hermoso, lleno de dramatismo y pasión. Espero que les guste.
"Por un momento quería no pensar en nada, no recordar nada, no preocuparse por nada, quería fundirse con la montaña, con la altura, con la nieve.
Inspiró fuertemente y la brisa helada entró a sus pulmones. Olía a nieve, a frío, a inmensidad.
No podía llorar, ya no tenía lágrimas, ya no podía compadecerse más, ya no podía hacer nada sino tratar de olvidar. Convertirse en aire, en viento, en frío, en nieve, en montaña. Impersonal, solitario, eterno. Todo era lo mismo, él era lo mismo que un elemento. Presente y ausente a la vez. Pasajero y perpetuo.
Siguió subiendo, ahora más lento, como si el cuerpo le pesara, como si no fuera parte suya sino un cascarón que llevaba encima. Le estorbaba. Le pesaban las piernas y los brazos, los movimientos no eran suyos. Dentro, se estremecía a una velocidad distinta a la que el cuerpo reaccionaba. Era como estar preso, preso de sí mismo, preso de su destino.
Hacía más frío y el viento soplaba aún más fuerte. Llegó hasta la cima. Todo se veía pequeño e insignificante desde allá arriba. Todo parecía extraño y lejano. Lejano y ausente.
¡Qué inmensidad abrumadora lo rodeaba! Si sólo pudiera dejar de ser Baltazar y convertirse en inmensidad, en inmensidad lejana y ausente, para no volver más, para dejar de existir y trascender, para ver y no sentir, para estar y no actuar.
Fundirse en esa presencia impasible de la montaña, en ese constante movimiento del aire, en el aliento opresor del frío, todos esos elementos eternos, mudos, implacables.
Se sentó sobre la nieve, su cuerpo ya no era más. Cerró los ojos por un momento y se sintió parte de aquello. Desapareció. Voló por las cimas de los riscos a la velocidad del viento.
Nunca había experimentado esa sensación, no sabía si volaba en realidad o en sueños, no sabía si se había desmaterializado o si estaba alucinando. Nada se oía sino el zumbido del viento. Nada se sentía sino el frío perpetuo. Ni siquiera podía sentir el latido de su corazón. Era como si ya no estuviera, como si todo hubiera pasado."
Cuando la longitud total de un segmento a+b es al segmento más largo a como a es al segmento más corto b, se dice que a y b tienen una proporción de oro. (Ver dibujo) El número áureo y la sección áurea están presentes en todos los objetos geométricos regulares o semiregulares en los que haya simetría pentagonal, pentágonos o aparezca de alguna manera la raíz cuadrada de cinco. Es la base para la creación del Pentagrama. El célebre matemático y teólogo Luca Pacioli, en su trascendental obra " De Divina Proportione", (La Proporción Divina), expone cinco razones por las que considera al "Número Áureo" de carácter divino:
Las características que en general permiten reconocer al estilo Liberty o Floreale son: